La virtualidad, ¿un dolor de muela para la U. de A.?

La implementación de metodologías virtuales en los cursos de la Facultad de Odontología del Alma Mater ha provocado reacciones contrarias por parte de algunos estudiantes que ven con preocupación que se quiera remplazar al profesor por un computador. Estas son las posiciones del Decano y dos alumnos.

Publicado el 14 de abril de 2010

La educación va hacia nuevas tecnologías

La tecnología no puede ir en contra de la transparencia y la calidad: José Miguel Gaviria, estudiante 6° semestre

Los estudiantes no negamos las bondades de la virtualidad ni desconocemos los avances que se vienen dando en materia de nuevas tecnologías. Lo que pretendemos dentro de la Facultad de Odontología es no ver este tipo de cursos virtuales en materias en las que es fundamental la presencia del profesor, como son clínica del niño y adolescente II.

No creo que el proceso de implementación de la herramienta tenga que hacerse abruptamente como se hizo. Era fundamental que la plataforma se utilizara progresivamente y no en áreas fundamentales del proceso clínico de aprendizaje, porque, repito, ahí no es sustituible la presencia del docente. Esa es la discusión que hemos querido plantear y creo que la administración ha entendido mejor cuál es nuestra posición. Eso es lo que esperamos todos los estudiantes y que esta etapa de diálogo que se viene dando no sea producto de otros intereses, porque estamos en proceso de elección del decano.

Un punto crítico y controversial de este nuevo proceso tiene que ver con la forma de evaluación del estudiante. La virtualidad no es equitativa con respecto a quienes hacen sus cursos de forma presencial. Y la razón es sencilla: las evaluaciones a través de la web se prestan para que el estudiante tenga ayudas adicionales, documentos y hasta personas expertas que le pueden decir cuáles son las respuestas correctas a los cuestionarios. Eso va en detrimento de la transparencia y la calidad de las evaluaciones.

Nuestras inquietudes no pueden ser vistas como mecanismos de oposición a la administración de la Facultad y tenemos los mejores ánimos de seguir adelante, explorando posibilidades tecnológicas que mantengan el nivel académico de la Universidad.

Hay que revisar el esquema de evaluación y evitar la desigualdad: Froilán A. Aguirre, estudiante de 6° semestre
Yo hice parte del primer grupo que utilizó la herramienta virtual y hago parte de quienes entienden que las nuevas tecnologías llegaron para quedarse, pues han sido probadas mundialmente como instrumentos de formación válidos.

El problema que ahora tenemos en la Facultad de Odontología no radica en la virtualidad como tal, sino en los campos en que se quiere implementar. No me parece adecuado que en el área de la salud y en materias fundamentales de responsabilidad con los pacientes, se remplace la interlocución en tiempo real con el profesor y se puedan dilucidar las preguntas que uno tiene sin tener que esperar al encuentro con el docente.

Son evidentes los vacíos que quedan de ese proceso de aprendizaje, sin desconocer que la virtualidad es una herramienta con ventajas importantes respecto de un mayor tiempo disponible para la preparación de las materias y la mayor responsabilidad que eso genera en los estudiantes. La documentación es copiosa y la base de datos también permite la consulta permanente de fuentes, lo que queda como un vacío es la no presencia del profesor que resuelva las inquietudes en tiempo real.

Comparto las críticas que se hacen respecto del sistema de evaluación. No es equitativo y la polémica se basa en que las reglas de juego para quienes son evaluados a través de internet y quienes deben acudir a un examen, con el profesor enfrente y sin ningún tipo de ayuda, son distintas. La metodología virtual debe significar una manera distinta de evaluación y no con el mismo rasero para todos, porque son evidentes las desigualdades.

También es claro que al proceso de implementación le ha faltado socialización y que la decisión de la Decanatura de aplazar la virtualidad para este semestre obedece más a intereses de reelegirse del decano que a aceptar que las críticas tienen fundamento.

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